La sal del mar mantiene a flote
al capitán de un buque sin rumbo
que ronronea su equilibrio vertical
en un enjuague de confianza propia
aun habiendo marineros que despotriquen
La certeza de uno mismo
está en la suma de posibilidades
que devenga al restarle importancia
a los milagros ajenos.
Es innato el culmen de nuestra filosofía
a la que debemos educar
no por imperativos impropios,
sino con lucidez inherente.
Indignados o revolucionarios,
en el interior de la santabárbara
aguarda el botín con el que se ha de luchar:
pólvora de palabras, asentadas a la rebeldía,
libran la batalla por nuestra propia libertad.
Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.(Espronceda)
Begoña M. Bermejo
Un estupendo poema, que me dedica la poetisa española Begoña M. Bermejo, Bego, en alta deferencia a mi persona. Lo que me colma de agradecimiento a tan estimada y querida amiga. Ya debiéndole su entrañable ayuda, en el desbroce del camino a la poesía, que añoro.
ResponderEliminarEn plena admiración por su poética, les comparto este magnífico poema, con la seguridad, de que han de disfrutarlo.
Abrazos
Que orgullo Pichy!! inspirar estos maravillosos versos de Begonia Bermejo Felicitaciones a ambos, eres un "tipo" muy querible.
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga. Tú siempre tan gentil y presta al grato comentario.
ResponderEliminarBesos
Un poema hermosísimo, cargado de significados entre letras para quien se lo dedicas. Estoy segura
ResponderEliminarbess
Muchas gracias, amiga, por el grato comentario; pero el mérito es de la amiga poetisa Begoña M. Bermejo, que me lo dedica.
EliminarBesos