Consumido
el saludo y la reverencia,
palabras
de acogida y otros simulacros,
esperan
los regalos;
que
la deferencia se les recompense.
Sabrás
que todo les resulta poco
que
no les alcanza la gratitud;
ni
el compromiso de la sincera lealtad,
les
resulta de interés.
En
la casa del enemigo,
nunca
alcanzarás el sincero beneplácito,
la
mácula será indeleble
y
los ojos perseguirán tu nuca;
tus
palabras serán sopesadas
y
medidas con reservas.
No
te valdrán rebajas de torso y tributos.
Sabrás,
que no hay decoro de vida
después
de la traición o el sometimiento;
más
allá de ese abismo de la nulidad,
sólo
queda ese no ser, que es la carencia.
Pichy
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Le agradezco la amabilidad de leerme y la gentileza de comentarme.. Saludos