Un hombre se ha mirado por dentro,
súbitamente, y casi muere el infeliz.
No es dado a cualquier individuosúbitamente, y casi muere el infeliz.
adentrarse en sus íntimos abismo.
Hay que armarse de sutilezas,
dominar las vertientes analógicas
de la morfología orgánica
y resguardarse los ojos.
Puedes elevarte y mirar las alturas,
presumir señalando las constelaciones,
invertir los horarios,
—robándote algunas horas de luz—,
desafiar al ausente, que palabra no tiene,
suicidarte de un gustazo…
Pero, navegar por esas aguas
hacia donde aún no arriba la memoria
es tarea de titanes mitológicos,
de alquimistas disidentes y espartanos,
de hombres, que hombres nacen.
Pichy
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Le agradezco la amabilidad de leerme y la gentileza de comentarme.. Saludos