martes, 6 de enero de 2015

PREGUNTO, CON MI CARIBEÑA SENCILLEZ


Una desamparada voz declama
un solitario verso donde muere la noche
y comienzo el día con el perfume de astros
que van enarbolando sus luces sobre las flores.

Liarse con la radical efusión de los sentidos
rompiéndose contra la armonía y sus desmanes
no es propicio en los quehaceres del trópico.

Aquí la vida no se prueba en las ausencias
y la poesía gusta de la intemperie.

No pecar de excesivas ropas y amar las naves
sin detenerse en sus pabellones 
es bien visto por esta isla 
sin fieras ni alimañas nocivas.

¿Subsistiremos cuando las mareas
sean inmensurables
ante el deshielo de los lejanos polos,  
o nos sumergirán  
con el abrazo de sus desconocidas aguas?

Pichy

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