Hombres lapidan la última hora.
De sus bolsillos surgen quejas
que desfalcan la timidez
del silencio nominal e instituido,
cuando el sol les abusa
y cuelgan los débiles ojos
Las arterias del polvo son enemigas
que apocan los pabellones
desabrochados del viento sutil
en los días en que el cielo es de
roca.
Necesitamos volver la vista a las
cumbres
aunque la objetividad nos
tenga
de hinojos sobre la tierra
y el cielo se desflore de dioses,
violado por los fálicos cohetes
de nuestro ingenio.
Pichy
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Le agradezco la amabilidad de leerme y la gentileza de comentarme.. Saludos