Al árbol clandestino
de tu ventura
fue mi destierro…
fue mi destierro…
Pero una
noche,
rebosándome
entre fraudes,
fue la
estafa que hizo mi derrota.
Luego, en el contorno que blandía la pena,
siempre residió la inclemencia
convocando aquella mordida
del leopardo
que alimento.
¿Qué escollo despuntaba, cual rosa,
en la cima de tus aretes?
¿Qué designación inadmisible
me situaba alejado de mis luces?
¿Qué escollo despuntaba, cual rosa,
en la cima de tus aretes?
¿Qué designación inadmisible
me situaba alejado de mis luces?
Hago memoria
y la
vergüenza me cierra los ojos.
Pichy
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