Ahora la gracia de Dios no adentra
porque el bloqueo no tiene fisuras
y cubre desde el alborozo de la costa
hasta la imprecisa soledad de lo desierto.
David, con sus misiles nucleares,
pretexta la honda de Goliat
y las Escrituras se adversan.
Permanecen prestos los estigmas,
—geófagos del Gran Israel—
impongan sus atributos.
El silencio cómplice deglute protestas.
Las multitudes revierten proclamas
El silencio cómplice deglute protestas.
Las multitudes revierten proclamas
—lágrimas sobre la mar—.
Transpongo la rigidez de la época
con la antropología de las miserias,
y el cielo se me hace de fusiles.
Observo los ocres aterrantes
Observo los ocres aterrantes
de las doctrinas sin límites
y subsisto pendular al ostracismo,
en una relatividad incandescente.
Pichy
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